Un estudiante melancólico e inseguro conoce en una fiesta universitaria a una chica directa y decidida. La conexión que establece con ella durante una noche le llevará a explorar sus ansiedades y miedos.
Existen muchas comedias románticas ubicadas en ambientes universitarios; Shithouse, la ópera prima del cineasta norteamericano Cooper Raiff, no ofrece elementos novedosos, pero sí contiene un acercamiento emocional fresco y entretenido a las vivencias de la etapa juvenil, a sus formas de relacionarse, perderse y reconciliarse consigo mismos.
Raiff, además de escribir, dirigir, producir y editar el film, interpreta de manera muy convincente al protagonista de la historia, un solitario universitario de primer año que se siente desubicado y que extraña mucho a su madre. A través de él, veremos la instantaneidad de las relaciones románticas en la actualidad o la necesidad de vivir las experiencias del presente de una manera plena.
Shithouse (o su más acertado título original: Freshman Year) es una película simpática y vitalista. Aunque no evita los tópicos de la vida universitaria y algunos diálogos superfluos, su crecendo narrativo, la naturalidad de sus personajes y la honestidad de su discurso dotan al film de un encanto propio. Sin duda, habrá que seguir con atención los siguientes trabajos de Cooper Raiff.