Varios minutos después, en los que he tecleado a una velocidad enorme todo respecto a los conceptos que apuntó anteriormente, la puerta de la clase se abre. Todos nos giramos a ver a la chica, que entra apresurada y pidiendo perdón cientos de veces, así como haciendo un gesto de rezo. El señor Fernández nos advierte, aunque solo la mira a ella, de que no lleguemos tarde a su clase nunca más, bajo pena de dejarnos fuera, en el pasillo. La chica asiente, algo pálida, y se dirige a un sitio que ha quedado libre a mi lado. El profesor retoma el ritmo de su explicación.
Noto unos golpes sobre mi brazo, así que giro la cabeza disimuladamente hacia la chica. Me dedica una mirada de corderito con sus enormes ojos castaños; se peina uno de sus largos mechones de pelo moreno con una mano y se inclina hacia mí. Le echó un vistazo rápido a su ropa y en seguida la reconozco. Es la chica de esa pareja a la que había visto dándose el lote… No sé por qué, pero intuyo que sus interrupciones van a continuar a lo largo del curso.
—Perdona que te moleste, pero, ¿no tendrías un boli para prestarme? Me he dejado el estuche en casa por las prisas —me susurra. Yo noto que hace un movimiento nervioso con la mano que tiene apoyada sobre la mesa—. Prometo no morderlo; solo déjamelo esta vez.
Intentando no parecer molesto, alargo la mano hasta mi mochila y la coloco entre mis piernas. Abro con cuidado un bolsillo que tengo lleno de bolígrafos y saco uno de color azul. Se lo paso, y ella me lo agradece antes de empezar a anotar cosas en un cuaderno en el que no había reparado antes. Yo espero no haberme perdido mucho por haberle salvado el culo. Retomo el tecleo poco después, anotándome mentalmente que debo pedirle a otro compañero lo que me he perdido.
—Por cierto, me llamo Luna —dice de nuevo la chica, en un hilillo de voz. Yo la miro y levanto el pulgar—. Vale, vale, perdona. Me callo.
Pongo los ojos en blanco, y sigo a lo mío. Hay momentos en los que las explicaciones me parecen muy densas, pero eso no quita que me parezcan curiosos todos los términos y tecnicismos que nos ha ido mostrando el profesor. Nos empieza a poner por parejas para hacer un trabajo que debemos entregar en nuestra próxima clase, y maldigo mi suerte al ver que me ha puesto con Luna. Ella, por el contrario, se muestra muy sonriente. Poco después, nos permite marcharnos a nuestra siguiente clase.