«Los cuerpos de la habitación roja» y «Los cuerpos de las últimas veces» es la doble novela debut del escritor español Íñigo Aguas publicadas de la mano de Cross Books. En ella se abre una historía en el que el miedo y la pasión sacuden una desenfrenada historia. La historia de amor y sexo más bonita que he leído en mucho tiempo.
Voy a empezar a resumir por encima el argumento, pero a tres días de haber terminado ambas lecturas tengo que reconocer que sigo sintiéndome emocionado.
Arriesgada, valiente, erótica
Eric es un chico en el que esconderse de máscaras para no enfrentarse a quién es de verdad es normal. Él estudia publicidad en la universidad, como su autor, y hace clase normal junto su pandilla Gala, Melisa y Bruno.
Familiarmente no coge relevancia en el argumento, tiene una familia que se sustenta como en todas, con pinzas en algunas cuestiones. Pero todo su mundo dará un vuelco con la aparición de Álex. A partir de aquí dará pie a una relación tóxica compuesta de dudas, celos e inseguridades que les llevará a encontrarse en la habitación roja.
En la segunda parte de la historia las tramas se irán cerrando gradualmente mientras Eric deberá enfrentarse a elegir grandes decisiones y evitar perder todo lo que tiene.
El novelista, poeta y ensayista inglés Aldous Huxley dijo una vez «El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor«. Íñigo construye a sus personajes con sus miedos, sus deseos, su cara pública y su verdad. Eric habla sin filtros todo lo que siente en su diario y el lector es quién descubrirá la trama a partir de este diario rojo.
La historia es absorbente y te deja exhausto, como un buen polvo
Sin dejar de ser una ficción, cada personaje tiene una evolución lógica de sus realidades. Lo que sabe cada personaje sobre Eric y lo que no, lo que él explica y lo que esconde en cada momento.
Realmente el diálogo que tiene Eric consigo mismo es fantástico, porque ayuda a ver sus prejuicios y nos hace sentir lo que él siente. Por eso es normal que creamos que el autor se ve reflejado en este personaje. Pero os adelantamos que no. Según nos ha contado Íñigo esta mañana en una entrevista para YOUNG, él no se ha representado en los protagonistas, «he intentado difuminar aspectos de mí entre los dos para que nadie pueda decidir quién soy yo«.
Hay que reconocer que es una lectura muy vertiginosa con un ritmo que hará vivir el romance de estos dos chicos con intensidad. Viviremos unas escenas sexuales numerosas, pero que no consiguen eclipsar la trama principal, pero es tan explícito que sentirás humedad.
Pero sin duda, podríamos estar en el mejor debut literario en este género que podría haber hecho este autor quién considero que ha hecho una novela completa, madura, excitante y emotiva.
El mejor debut novelístico
Entiendo que la gente se cuestione si verdaderamente ha escrito Íñigo esta novela, no es fácil pensar que algo tan maduro haya salido de los dedos de alguien tan joven, pero así ha sido. Llámalo magia, talento o esfuerzo, todo eso lo tiene y se ha visto en cada respiración de Eric y Alex.
Y sin spoiler, creo que el final es el mejor que podría haber hecho Aguas para este relato que me ha tenido enganchado desde la tercera página hasta el final del segundo volumen. Considero que tiene sentido llamarlo atrevido por poner sobre la mesa temas tabú, por narrar una historia en el que el/la lector/a se podría sentir incómodo y empatizará (yo lo hice). Simplemente es un descubrimiento del que tengo ganas de contagiarte y espero que al llegar a estas líneas lo haya conseguido.