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Que nos quiten lo bailao puede seguir bailando

Continua la propuesta de microteatro en la Sala Ón, con quién colaboramos para traeros las fotografías de Joaquín Bondoni en enero, la apuesta de octubre ha considerado al dramaturgo y director Sergio cerdán para las tardes de domingo de este octubre.

Que me quiten lo bailado es una obra compuesta de tres piezas originales de microteatro con dos descansos de cinco minutos: Virusvisión, Lo que nunca te dije y Vicios Ocultos. En conclusión, dos comedias y un drama.

La propuesta está protagonizada por el trío formado por Daniel Pérez Marín, Itsaso Frasquier y Andreu Mauri. Un elenco joven con muchas ganas para comerse al tímido público.

Vicios Ocultos arranca la tarde con una pieza cómica que habla de dos compañeros de piso que acaban compartiendo experiencias ante la novia alocada de uno de ellos; el drama lo ofrece Lo que nunca te dije, la evolución de una pareja homosexual en la que la confianza y los secretos acaban por golpear a los espectadores con un contundente jarro de agua fría; cierra la propuesta Virusvisión, una divertida y muy flipada composición que trata de reconstruir el enfado de algunos representantes españoles en el festival de la canción.

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Una propuesta compleja con un elenco con tablas

Desde mi punto de vista las tres obras no tienen nada de envidiar con los más consagrados dramaturgos y repartos de este país. El fuerte de este equipo son las comedias, más que el drama.

Daniel Pérez Marín, Itsaso Frasquier y Andreu Mauri

Así como en las comedias, el texto está bien resuelto, el ritmo recuerda a los dibujos animados, las interpelaciones son cada vez más exageradas y por tanto, más cómicas. En el drama el texto sí que consigue ser contundente incluso cuando lo que se pone sobre la mesa son emociones, no acciones, que es mucho más complejo de mostrar a los espectadores.

Esa complejidad ha sido bien llevada, pero el ritmo – supongo que de los nervios del estreno- hace que falle en realismo. Demasiados picados de texto que avanzaban el límite de la credibilidad en un momento clave, el bofetón y la respuesta. Cuando dialogamos pensamos una respuesta y cuando pasa algo contundente tardamos más en buscar las palabras exactas y esto aquí no ocurrió, aunque seguro que ya para la siguiente representación se habrá corregido, al fin y al cabo son buenos y tienen tablas.

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